El proyecto de ESPAI TACTEL tenía que responder a la singularidad del encargo: una casa-galería de arte contemporáneo. Además de dar respuesta al encargo, el proyecto debía ser reflejo de la personalidad de sus promotores al tiempo que pasar a un segundo plano en la zona expositiva para no entrar en conflicto con las propuestas artísticas que se sucederán en el espacio destinado a la galería de arte.
Por tanto, el espacio presenta una fuerte dualidad entre la zona pública de la galería y la privada de la vivienda. Este doble espacio se organiza mediante una curva que divide en dos mitades indisolubles el espacio: la vida y el arte. Unidos por un espacio híbrido a ambos como es el estudio.
El punto de arranque formal y conceptual es un plafón de geometría redonda y euclidiana ya existente en el acceso que se licua en el otro extremo dando lugar a una intervención del propio arquitecto que fusiona arte y arquitectura y que lleva por título: Ce qui rest… (lo que queda…) haciendo referencia al verso “lo que queda del último naufragio” en referencia tanto a la memoria de la antigua vivienda como a lo que queda por venir. Un diálogo entre el pasado y la memoria del espacio y el futuro de la vivienda, del proyecto artístico y de su vida personal.